jueves, 26 de mayo de 2016

Ana...ella.

Para mi hija, Ana Lucía...

Eres mío, mil veces, mío. No hay manera de apartarte de mi mente, estás conmigo, cada centímetro que recorro, estás presente. Indiscutiblemente, estás.
El agua fría recorre mi cuerpo bajo la regadera y me acaricio, me abrazo, sé que sientes esto que hago por ti y por mí, imaginariamente te acaricio, porque sé que sintonizas cada trozo de mi piel que te dibuja siluetas en todo el  cuerpo. Hoy quiero volver a ser todo lo que nunca pensé pudiera, quiero alcanzar los enigmas que no he podido desabotonar de mi alma por nervio  a todo lo que se avecina, ya no tengo miedo de nada, sólo sé que existes y puedo sentirte. Puedo llenarme de tu esencia que se transpira en mi piel por el aire que respiro y me llena de vida, cada instante de mi tiempo está dedicado a ti, hermoso, no puedo dejar de imaginarte, de abrazarte, de llenarte de caricias, de desesperados besos que se transforman en ilusiones de un futuro que nunca crearé infeliz por ti y para ti. Y desde el primer momento que supe que estabas constante y presente en mi vida te quise,  cada día que pasa y te siento más mío, más vivo te adoro mil millones más de lo que lo hacía antes, ya no sé si la luna tiene cabida para esta felicidad que tan desbordante se sale de mi alma cuando te acaricio, cuando lleno de hermosas palabras tu presencia, porque aun que no puedo abrazarte ahora mismo, te abrazo con las ideas y con el hermoso esperar impaciente. Sabré esperarte, porque no hay nada más hermoso en mi vida que tú, centro de mi universo y de todo mi existir, quiero que aprendas tantas cosas, quiero que ames tanto, que sientas, que seas y por el momento estás aquí, dentro de mi cuerpo, aprendiendo a ser fuerte, preparándote para todo lo que venga, para el día de tu primer estancia aquí en la tierra, entre mis brazos nada te pasará, sabré llenarte de eso que sólo las madres podemos dar, eres mío, de nadie más, duerme tranquilo esta noche hijo mío, llegará el día en el que te arrulle y duermas entre mis brazos, por el momento, sabré esperar.

A.G.M

16 de Julio de 2001. 

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