jueves, 26 de mayo de 2016

Autoterapia para el erotismo: Fantasía e Imaginación

“Cuando el cuerpo no espera
lo que llaman, amor.
Más se pide y se vive,
Canción animal”.
(Cerati, 1990).

Un día de mi vida a veces resulta monótono y regular. No puedo descifrar con exactitud, todo lo que se adjunta, alternamente a mis sentimientos y mis pensamientos diariamente. No puedo. Sin embargo, trato de deglutírmelos.
Cuando ha pasado el día agobiante y tengo la oportunidad de merodear en mis sentimientos, me sensorializo, me detengo un poco, porque tengo tiempo y no se ocupan de robármelo. Me recuesto, ya en ropas para dormir, metida entre las sábanas, me ruborizo al comenzar la trifulca diaria. Nada de lo que me apene, pero si me martiriza. A lado mío, un cuerpo dormido, pacífico, un tanto paquidermo, tierno y solitario. Lo visualizo y me detengo en su espalda, paso mi mano a través de su piel dormida y acaricio. No hay signos de vida en ella. Pareciera que quiere desertar y desecharme. Vuelvo a intentarlo, pero sin más respuesta que un movimiento inusual, observo al que duerme y prefiero dejarlo tranquilo. Está cansado.
Pero todas estas ganas me energetizan, me llenan de vida y de calor. Estoy sola sin estarlo y me ocupo en acompañarme de lo único que me queda a esta hora: imaginación.
Imaginación me acompaña y me acaricia. Llega tan inusual que desespera. Llevo tanto esperándola que me inquieto al sentirla. Cuando cierro los ojos me visita. Paso las sábanas por mi cabeza hasta llegar al borde de la almohada. Imaginación me besa tranquila, coloca una mano sobre mi cadera, o a veces en mi nalga. Siento el rojo: Imaginación se posa desnudo a lado de mi cuerpo, casi desnudo, solo falta que acabe yo con eso. No todas las noches es lo mismo. A veces se desliza rápidamente, logra llegar y entra, cuestión de dos minutos, se ha terminado. Otras veces, es paciente y espera, comienza a sondearme y refrescarme con ideas nuevas, técnicas que aplica sin inhibiciones y yo las acepto. Imaginación me toca una canción con los dedos: “Cada lágrima de hambre, el más puro néctar, nada más dulce que el deseo en cadenas”. Estoy temblando. Susurra a mi oído palabras intocables. No tarda en hacer lo suyo y yo, me reviento, las ganas me corroen y comienzo a invitar a quién tanto me hace falta: fantasía. Fantasía e Imaginación juntos. Fantasía me pide que lo atrape entre mis piernas casi en automático. Imaginación me pide que espere y que viaje junto con él. Fantasía desesperada me aborda y lo recorro, lo acaricio, lo muerdo, lo lamo, lo sobresalto, desesperada pido atraparlo. Imaginación me calma y me aborda, invento caricias nuevas, le hago un touch casi espontáneo, saco nuevas técnicas y se las aplico, revoloteo entre su pelo y toco lo más sagrado de su cuerpo, lentamente con el borde de mi lengua se lo acaricio. Es la tentación que se levanta, que poco a poco responde a los estímulos que voy inventando, se hace grande, se llena de ganas. Fantasía me pide montarlo. Pero no, respondo un poco más a Imaginación. Sigo lamiendo y acariciando, hasta que siento que su parte sagrada reventará, espero y lo canonizo: se un santo. Dejo que me ataque, y liberal, le pido me haga suya en cualquier instante. Entra en mí. Me hace como quiere, me toma, me jala, me estruja, me envuelve. Fantasía no quiere terminar, no llega a terminar, más Imaginación, ayuda. Se piensa en lo prohibido, en lo inaceptable, siguen merodeando canciones en mi mente-stereo: “Una eternidad, esperé este instante y no lo dejaré deslizar en recuerdos quietos, ni en balas rasantes, que matan”. Come de mí. Sigue adentro, en pie a los estímulos que Fantasía e Imaginación se traman. Acaricio mi parte sagrada al mismo tiempo que está adentro y me retumba, me cabalga. Sólo nos resta acabar, no tienen que haber muchos inters en esto. Y como todo es más intenso se empieza a sentir, a vivir el estallido de lo que ha llegado a la cumbre y pretende bajar. Llega, llega, no pares. “Entre caníbales, el dolor es veneno, nena, y no lo sentirás hasta el fin. Mientras te muevas lento y jadees el nombre que mata” Ahhh. Stop.
Imaginación se despide de Fantasía, ambos me observan exhausta y me dejan dormir. Y se van, los espero mañana si todo sigue como hoy.

Y todo esto pasa, en la cama que entrego mi cuerpo al cuerpo que duerme a veces y me reclama: soy suya. Pero hay algo que siempre volverá a mí, son dos los amantes  que no se alejaran por un buen tiempo: Fantasía e Imaginación. Espero a que sea mañana.

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