“Extraño en las tardes, quizás no
es amor lo que me hace buscarte”… Terminé de decírtelo al oído perpetuando las
palabras con tu silencio. No tuvimos tiempo de mirarnos siquiera, estábamos ahí
tan ocupados re corriéndonos el cuerpo con las manos. Intentaba dejarte aislado,
pero no podía. Tuvimos apenas unos minutos para decirnos hola y empezó la
trifulca. Tuve miedo al principio debo confesártelo, tenía algunos años
imaginando, noches enteras re corriéndote con el deseo, fue tan precipitado que
el momento en el que tocaste mis labios con los tuyos tuvimos suerte de estar
ahí.
La canción se escuchaba a lo
lejos, tan cerca que tuve que pensarla para poder digerir “Las decisiones
siempre llegan tarde, las piezas que llegan jamás encajan”. El ritmo de todo me
rodeaba lentamente, sin necesidad de tocarte más, me sentía ahí tan extasiada y
a la vez tan incompleta.”Viajando en la luz, te quiero abrazar, un beso
perfecto” Seguía acariciándote aceleradamente, tocando tus manos, tu espalda,
tu pelo. Aún con ese olor en el recuerdo, un tanto añejo, un tanto inmaduro…
Perfecto. Tuve un momento de estruendo, cuando a lo lejos, esa voz tan
delirante titubeaba “Envuelto en los
sueños de inútiles noches, confusos recuerdos”. Y me acordé de mí y de ti, me
acordé de todo lo que hacíamos en esa habitación, cosas que jamás habíamos
intentado, muy a la prisa por esa premura que nos consumía de hace años. Tuve
una sensación, que invadía mis piernas, entre las piernas, esa sensación de
calor y de palpitación, constante… Que se hizo uno con mi centro… Y seguía
repitiendo, dulcemente “Colores Santos”.
“Quizás no es amor” Y pensaba a
lo lejos, muy dentro de mí, esto no está pasando, esto ya pasó; una tarde en un
cuarto de hotel del cual no salimos, una noche a oscuras; tumbados en el comedor
de mi apartamento… Esto sale sobrando, pensamientos efímeros, confusos, cual si
quisieran torturar al más insensible ser humano. Estaban ahí, las había dicho
él… “Quizás no es amor” Y tocaste con tus labios mis pezones, y volví a sentir
ese húmedo instante entre mis piernas.
“Yo sé muy bien, jamás me
entendiste y no lo pretendo”, la voz que a lo lejos dirigía mi orquesta estaba
ya mezclándose con lo que yo respiraba, con eso a lo que me sabías. Sabias
palabras que intentaron dos o tres veces que abriera los ojos, visualizar que
esos dos cuerpos desnudos, no tan perfectos ya no tenían ni 18, ni 20, ni 25
años. Un espejo en la pared me hizo verme a los ojos; ojos verdes que brillaban
como los de una quinceañera, deseosos de verme más al espejo, como una loca,
ocultándome.
“Dulce es el viento, sopla en mi
corazón… Arrastra olvidos y no regresas”. Casi a punto de terminarme, casi a
punto de sentir el más fuerte de los estruendos tuve por un fractal de segundo
en mi cuerpo húmedo la sensación más fría antes sentida, ese momento en el que
los cuerpos se mezclan, se revuelven, se hacen trizas, desperté. Yo no fui la
que lo dijo, de eso deberás estar seguro siempre, yo no tuve la idea y sus
palabras entraron así, bien directas, derechitas
“Quizás no es amor”.
“Cambiar las palabras, mejor no
jugar, promesas cerradas, cambiar las palabras… Quizás no es amor”. Y el que me
terminó primero fue el de la voz distante muy cercana, ese que sin más
preámbulo terminó con lo que tú y yo habíamos empezado como 1 hora antes, eso
que se disfrutaba porque ya no se sabía a qué se sentía, eso que estábamos
consumando en aquella alfombra gris, eso que en ese preciso momento estaba por
terminar ahí, sin foto para el recuerdo; tan constante, tan oscuro y peligroso…
Eso que me hizo recordar que no soy tuya y que no eres mío y que así, como no
queremos estar, nos vamos a quedar… “Quizás no es amor”
10 de Diciembre, 2011.
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