martes, 12 de julio de 2016

Autoterapia de un restorán.

Amaba ver hasta cómo comías, era un sentimiento indescriptible,.  ver como te llevabas a la boca cada alimento, en especial cuando yo lo preparaba.
Era deleitante, analizar cada movimiento de tu boca, como realmente disfrutabas masticar y saborear.. Por ejemplo la pechuga parmesana de Italiannis, ese día me súper excité al verte disfrutar. Estábamos en Guadalajara. Escondidos de todos.
O cuando saboreabas el chocolate Costanzo recién arrebatado de mi boca, las exquisita cerezas cubiertas que paseabas por mi cuerpo y después derretías lentamente al comerlas.

Amaba todo de ti.
Disfruté cada minuto, cada segundo todo lo que emanaba de ti.

Eso fue lo que me dejaste, un recuerdo diáfano, tenue... de los que de repente saco en las mañanas y disfruto recordar, para llorar todo el día y después descansar.

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