martes, 12 de julio de 2016

Autoterapia de un restorán.

Amaba ver hasta cómo comías, era un sentimiento indescriptible,.  ver como te llevabas a la boca cada alimento, en especial cuando yo lo preparaba.
Era deleitante, analizar cada movimiento de tu boca, como realmente disfrutabas masticar y saborear.. Por ejemplo la pechuga parmesana de Italiannis, ese día me súper excité al verte disfrutar. Estábamos en Guadalajara. Escondidos de todos.
O cuando saboreabas el chocolate Costanzo recién arrebatado de mi boca, las exquisita cerezas cubiertas que paseabas por mi cuerpo y después derretías lentamente al comerlas.

Amaba todo de ti.
Disfruté cada minuto, cada segundo todo lo que emanaba de ti.

Eso fue lo que me dejaste, un recuerdo diáfano, tenue... de los que de repente saco en las mañanas y disfruto recordar, para llorar todo el día y después descansar.

martes, 5 de julio de 2016

Autoterapia individual III: Tratar de revivir lo ya muerto.

Tratar de revivir lo ya muerto.-   05/07/2016

Tratar de revivir lo ya muerto
es parecido a rogar sin voz alguna
es estar torturando a un cadáver;  insensible, indefendible.
Tratar de revivir lo ya muerto
incrimina sentimientos cansados, absolutos y muy rotatorios
de los que profundizan en la llaga,
de los que se corroen con el tiempo, y laceran.

Tratar de revivir lo ya muerto
es inservible, no tiene caso… Es parecido a rogarte día a día
que me quieras
que me ames
que me sientas tuya... y que insistas, en que nada de lo que te digo
es verdad.

Lo nuestro está enterrado,
lo nuestro es tratar de levantar mil formas
de re inventarlas y hasta cambiarles de color.
Cuando las formas visiblemente se han pulverizado
y lo único que queda de ellas
es mi aferramiento, el aun tenue y ligero olor
de tu pelo en mi cama
y del sentimiento vago de como tus manos
me hacían el amor.