Mi piel: lienzo blanco ya explorado mas no completo,
aun con huellas y una que otra peca
dibujadas y asimétricas; indefensas.
Que tus labios, tan suaves
tan dispuestos, endiablados
con el roce de mi piel
con el aroma de tu sexo
y el mío
que marea suavemente,
que va delimitando el trazo
que se inquieta y se enchina
cambien su textura.
Y así, cuando la tenue
y cálida sensación se impregne
y vaya dejando el rastro, yo te preguntaré:
¿Qué nos queda?
Un momento infinito
y un sentimiento que no puede
que no quiere dejarse fluir.
Entonces, te propongo:
utiliza este lienzo blanco,
y mis pecas asimétricas,
y las huellas apenas perceptibles
para que lo recorras con dulzura
y termines de explorarlo
en la fresca madrugada que cobija
esas ganas que respiran
todo lo que tu y yo estamos emanando.
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