viernes, 2 de junio de 2017

Sesiones nocturnas I: El blues

De la terquedad absoluta... la noche,
la noche que en la inmensidad oscura
manto negro, con luces diminutas que destellan,
que palpitan
me llenan de energía destructiva,
por que de la noche son los recuerdos
y naufragios
de este corazón desierto, de este corazón incierto.

Tan oscuro, negro azulado, negro púrpura,
tan lleno de grandezas sin terminar,
tan cubierta de espectros, de rastros
de olores a tu cuerpo con el mio
a colores que no se ven, por que ya se vieron
de texturas impalpables por estar en el cielo y
de subjetivos rastros de tu sabor descabellado.

Y de la noche, son las músicas que me invaden
bajo el estruendoso silencio que no se mueve
a partir de la madrugada,
sigo esperando, escuchando, esa voz que me canta
que me habla en rock mayor, azulado;
es la noche culposa
es un blues que llora, que se atormenta,
es un delicado sonido diminuto
la guitarra que lamenta
la descarada cuerda que te intuye
te desea y te llama.

Y en la noche, en la justa y precisa, oscura
derramada, inconsciente, lúgubre, incapaz
noche.. Te recuerdo al compás de la luna
te imagino desnudo, con el alma encubierta,
con el deseo maldito
de arrebatarnos juntos, de sobrepasar la oscuridad
y detenernos, fragmentados, por la madrugada
cuando el sol desplace a la luna
y tú desaparezcas entre niebla, rocío y maleza.

02/06/17